Boca en tierra, garganta oscura
y corazón de piedra.
Entraña arañada por el pico.
Nacido yo para labrarte,
mineral en pan dorado.
Echar de menos el sol y
dormir con los ojos abiertos.
Sudor y sangre negra,
aire de polvo oscuro
lamiendo los pulmones.
Cansancio de ti, hastío de ti,
que te llevas los días a pares.
Vista, manos y pies adormilados,
un niño en la cuna y
miseria en los bolsillos.
Maldita bendición;
llego a ti derecho, entro agachado,
me arrodillo en tu interior y
tumbado me sacan al exterior.
Beso gris de muerte,
en el túnel ya estaba
y la luz blanca nunca llegó.
A los seis mineros fallecidos en Pola de Gordón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario