viernes, 25 de enero de 2013

Fe



Cuenta quien puede hacerlo, que tiempo después de haber creado el mundo, Dios tuvo la súbita sospecha de que se había olvidado de algo.

Pero, ¿qué?

A prisa y corriendo revisó sus notas y en apenas una tarde pasó lista sin reparar en ausencia alguna. Tuvo que reposar la duda toda una noche, hasta que al abrir del nuevo día tropezó sin buscarla con la respuesta.

¿Quién daría fe?, se preguntó dando un salto de la cama, enfundándose las babuchas de lana en los pies y cubriendo el camisón con una bata de cuadritos.

A voces mandó llamar a su secretario y con la escandalera despertó gran parte del coro de ángeles.

- Secretario…
- ¿Señor?
- Secretario…

La voz de Dios resonaba en el pasillo tan generosa como siempre pero sin duda atribulada.

Un descuido, secretario, dijo Dios mesándose una y otra vez la barba blanca. He tenido un descuido que debemos de subsanar a la mayor brevedad.

Cuenta quien puede hacerlo que Dios creyó muy oportuno repartir aquí y allá, una suerte de observadores, hábiles en el arte de la contemplación, la caligrafía y el silencio. Necesitamos notarios que den fe, fueron sus palabras. Gente que tome notas de todo lo que sucede, pues llegará el día que se haga necesario saber qué ocurrió con absoluta certeza.

- Obre con rapidez, secretario, disponga una legión de invisibles y despliéguelos a su criterio, yo me vuelvo a la cama, estoy agotado…

Apresuradamente el secretario improvisó en uno que otro almacén del sótano “algo” que pudiese cumplir la misión y satisfacer a un tiempo el ansia de inmediatez de Dios.

Ahora os digo, mirad a vuestro alrededor: el mirlo sobre el cable del teléfono, el anciano que arrastra los pies por el pasillo del asilo, el loco que habla solo por la calle, el alelado que no atiende a estímulos, la enferma de parkinson que pide limosna sentada en la acera, el aislado en el banco del parque, el circunspecto que viaja de principio a fin de la línea del autobús sin parada que le alivie…

Sabed que en todos esos rostros invisibles, reconozco a mis herman@s.



A mi hermano Gustavo, gran Capitán

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